La danza ha acompañado a la humanidad como manifestación artística y ritual de intermediación social desde el principio de los tiempos. Ya en la etapa prehistórica el ser humano utilizaba la expresión corporal para exteriorizar sus estados de ánimo, emociones y necesidades. Las primeras civilizaciones empezaron a poner de relieve el trasfondo sociocultural de la danza, pues recurrían a los movimientos rítmicos del cuerpo para celebrar acontecimientos importantes tales como nacimientos, defunciones, ritos de caza o guerra, entre otros. La danza y la música mantenían un estrecho vínculo con las creencias religiosas y el desarrollo cultural de cada sociedad.
Los antiguos griegos fueron los primeros en considerar la danza como un arte, incluso le asignaron una musa, Terpsícore, y ya daban fe de algunos de los comportamientos sociales que acompañaban a esta práctica, así como de sus beneficios para el bienestar físico. Como muchas otras prácticas artísticas, la danza ha mantenido su peso en la vida social y cultural a lo largo de las diferentes etapas de la historia, llegando a convertirse en un elemento más de la idiosincrasia de un lugar, un pueblo o un colectivo.
En 1982, la UNESCO decide rendir homenaje a esta práctica artística a nivel internacional, proclamando el 29 de abril como el Día Mundial de la Danza, en honor al pionero bailarín francés Jean-Georges Noverre.
Hoy, 29 de abril de 2016, Local Concept quiere hacerse eco de esta celebración y del trasfondo cultural de este arte a través de una breve vuelta al mundo. ¿Nos acompañas?
Danza oriental. Raks sharki, Egipto.
Aunque Egipto se ha postulado como el país de origen de esta exótica danza, lo cierto es que nace de la combinación de elementos tradicionales de Oriente Medio y el Norte de África. La danza oriental es una práctica milenaria vinculada tradicionalmente al culto a la fertilidad humana y de la tierra, así como a la adoración a los dioses. Sin embargo, la llegada de las culturas occidentales al Norte de África altera el enfoque tradicional y que ha llegado a alcanzar popularidad internacional.
Danza maorí. Haka, Nueva Zelanda.
El haka (o «la haka») es un tipo de danza de guerra maorí que se representaba tradicionalmente como símbolo de la unidad y la fuerza de la tribu tanto en el campo de batalla como en encuentros pacíficos. La haka es una danza pensada para desafiar y encarar al enemigo. Sus intensos movimientos suelen ir acompañados de expresivas muecas y cantos en un tono fuerte cuyas palabras hacen honor a los ancestros y las experiencias de la tribu.
En la actualidad, el haka se practica en celebraciones maoríes como una manera de honrar a los invitados, pero quizás su uso más popularizado se encuentre en el plano deportivo. La selección de rugby de Nueva Zelanda, comúnmente conocida como los All Blacks, ejecuta esta danza frente al enemigo antes de iniciar el partido.
Danzas griegas. Géranos y Rembétiko.
La música y la danza son dos elementos imprescindibles para comprender la cultura griega y su evolución histórica. En la Grecia Antigua estaban fuertemente ligadas a la poesía y se les atribuía un origen divino. El propio Platón consideraba estas manifestaciones artísticas como un pilar de la educación ciudadana. Cuenta la leyenda mitológica que en su regreso a Atenas, Teseo hizo una parada en la isla de Delos para dar las gracias a los dioses por haberle salvado la vida. Como parte de su ritual, elaboró una danza con movimientos que imitaban su paso por el laberinto donde había derrotado al minotauro. En la actualidad este baile se conoce como Géranos y se sigue practicando en algunas regiones. Otras danzas populares griegas guardan una estrecha relación con los acontecimientos históricos y las frecuentes fluctuaciones demográficas del país. Por ejemplo, el grupo de danzas que componen el estilo Rembétiko, bailes creados desde la cultura marginal por los ciudadanos griegos afincados en Turquía que se vieron obligados a abandonar sus hogares después de la guerra.
Danzas Andinas. Huaylas, Perú.
Los pueblos andinos también presentan un diverso abanico de danzas tradicionales que guardan una estrecha relación con su cultura, sus creencias religiosas y su estilo de vida.
En el centro de Perú, en la zona de Huancayo existe una danza denominada «Huaylas», una danza que nace como manifestación artística de la vida agrícola y debe su enérgico zapateo a la trilla de granos tras la cosecha. Muchos de sus movimientos están relacionados con el cortejo del chihuaco o zorzal, ave de curioso silbido que habita en este entorno natural.
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